Ni estudian ni trabajan: la generación que es desafiada por la inteligencia artificial
Varios expertos en el mercado laboral y el funcionamiento de las nuevas tecnologías analizaron cuál es el panorama y qué ocurre en realidad con los «Ni Ni»
Se habla mucho de los «Ni Ni», aquellos jóvenes de entre 15 a 29 años que no encuentran una profesión que los complete ni un trabajo compatible con sus deseos y necesidades. Se los ha tildado de «vagos», pero hay todo un contexto detrás que se perfila en torno a la revolución tecnológica actual: empresas que no se adaptan, una educación desactualizada, un contexto socioeconómico complicado y fuertes tendencias al estrés laboral.
En varones los números son más altos, pero con la misma tendencia: el 45,2% de entre 14 a 29 años tiene trabajo, frente al 86,1% de los hombres de 30 a 64 años activos. Por supuesto, estas cifras se deben a que parte de ese rango más juvenil es menor de edad y no suele salir al mundo laboral, pero esta caída de actividad en el sector también encuentra motivos en la crisis que atraviesan.
Cuatro de cada diez jóvenes estudian o trabajan luego del secundario
También conocidos como los «NEETs» (Not in employment, education or training, que significa que ‘ni trabajan, ni estudian, ni se forman’), son fuertemente juzgados, pero la realidad es que hay varios condimentos que hacen que no se encuentren en ninguna profesión ni se inserten en el mercado laboral. Y cada uno de los factores está más que relacionado a los fuertes avances tecnológicos.
Un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación evidencia que solo 4 de cada 10 jóvenes (el 38%) de 19 a 25 años que buscan estudiar y trabajar lo logran hacer. Se tomaron en cuenta los resultados de las Pruebas Aprender 2022 para medir la situación educativa, y luego datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC del año 2023.
En Argentina, el 85% planea estudiar y, según la EPH, el 65% trabajar. Sin embargo, sus expectativas se suelen ver frustradas. El 74% de los argentinos de ese rango etario terminaron la secundaria; de ellos, un 25% se dedica solo a educarse, un 13% está empleado y se educa a la vez, un 25% solo trabaja y un 12% no hace ninguna de las dos cosas. Esto implica que solo 4 de cada 10 argentinos (38%) de 19 a 25 años que desea continuar sus estudios o trabajar, lo hace tras finalizar la escuela.
Inteligencia artificial: ¿amiga o enemiga de los jóvenes?
Por más que los miembros de la Generación Z son puros nativos digitales que saben adaptarse con mucha facilidad a estas herramientas, también son víctimas de la revolución tecnológica que viene de hace algunos años y está lejos de hallar su fin. Como en cada una de estas etapas de la humanidad, hubo incertidumbre y preocupación, pero los expertos tienen pronósticos más positivos.
Lucas Bustos, gerente global de Selección y Desarrollo de Apex América, en diálogo con MDZ explicó que en Argentina las empresas hoy están más dedicadas a especular acerca de la situación económica que en intentar adaptarse a la inteligencia artificial. Por lo tanto, es un camino que el país recién está empezando a recorrer en algunos ámbitos.
«Lo que se puede ver es que los jefes, los reclutadores y, sobre todo, los clientes tienen una mirada cada vez más desafiantes por estas nuevas herramientas, que nos vuelcan en un estadio de inmediatez y exigencia», señaló, para luego analizar: «Esos primeros puestos a los que deben acceder los jóvenes, hoy son más fácilmente reemplazables por estas tecnologías. Hay que usarlas para potenciarnos y que ellas hagan esas tareas básicas, pero hoy es todo un proceso de adaptación».
Analía Tarasiewicz, psicóloga laboral con formación en inteligencia artificial (MN: 57898), coincidió en la idea de que estos avances tecnológicos hacen que los perfiles necesiten distintas aptitudes, herramientas, competencias y profesionales, que al final del día complejizan aún más la elección. Y esto se debe, también, a que los trabajos mismos aún no están definidos.
Entonces, se abre paso un eslabón esencial: cambió la percepción del éxito. Ambos expertos coincidieron en que los valores y objetivos que se tenían antes, tales como ahorrar, formar una familia, comprar una vivienda y establecerse, hoy no solamente son más difíciles de alcanzar, sino que quedaron atrás. Se prioriza la salud mental, el poder viajar, llevar un estilo de vida más flexible y no estar atado a un puesto o empresa que exija completa atención.
«La significación del trabajo cambió. Ya no se va a trabajar solo por lo material, por tener una carrera corporativa, por ganar un poco más de dinero o por el que te pongan un premio y te den un aplauso en LinkedIn. Va más por una autorrealización personal que esté alineada a los valores y propósito de vida de uno, y eso también a los chicos de hoy les cuesta terminar de definir, porque en medio de estos cambios están intentando comprender cuál es su identidad», indicó Tarasiewicz.
La psicóloga y Bustos, de este modo, resaltaron el papel clave de líderes y, sobre todo, de familias al momento de ayudar a los jóvenes -mientras tratan de insertarse en el mundo universitario y laboral- a encontrar esa pasión y fijar un rumbo. El problema acá es que estos procesos no sólo atraviesan y confunden a las nuevas generaciones, sino también a los más adultos.
Educación: la principal problemática
La clave para entender esta frustración es comprender que la problemática principal de fondo son los bajos niveles escolares de los argentinos. Las pruebas ERCE, coordinadas por UNESCO, evidencian que solo 1 de cada 10 alumnos (el 14%) se ubica en el nivel de desempeño más alto (nivel IV) en lectura. Las Pruebas Aprender 2022 se unen a este panorama: muestran una caída significativa en el desempeño de los aprendices con respecto al 2019.
Frente a esto, Bustos agregó: «En lo que respecta a la educación, además, seguimos pensando de la misma forma que antes, sin incorporar estas herramientas. Hay que pasar al siguiente nivel, pensar qué tenemos que hacer con esa información. De acá a cinco años todo va a estar mucho más establecido y no nos estamos adaptando».
La psicóloga también resaltó en este aspecto. Esta falta de actualización en la formación de las personas tiene efectos directos en sus problemas para hallar esa identidad profesional y laboral. Los jóvenes, según explicó, están tratando de encontrar en esta educación actual las herramientas que no brinda. ¿Por qué? Porque todavía no viró al futuro.
Esta revolución es una nueva etapa en la que está entrando todo el mundo, inevitablemente; y llevará largos años para que termine de establecerse. Y ni hablar de las próximas que se vienen. Pero si se piensa en el ahora, lo que exige hoy es un aprendizaje continuo, y una constante formación en estas herramientas.
La compleja situación económica
Entonces, se abre paso otro factor clave que coopera para que sigan habiendo «NEETs»: el contexto socioeconómico de Argentina y otros países de América Latina. «En el caso nuestro, tiene que ver la recesión, la especulación y la situación económica que no deja mucho margen. Creo que eso colabora a un estado de desempleo, que incluso podría afectar a la formación de las personas», sumó el experto.
Los cambios de la percepción del éxito, como se mencionó antes, también tienen que ver con que los proyectos de uno cambian. Y un ejemplo claro es la tendencia de tener un trabajo más flexible y generar emprendimientos propios para romper con los esquemas preexistentes. No obstante, tanto los bajos sueldos como la escalada inflacionaria pueden no acompañar dichos planes.
Para Tarasiewicz, en parte, «los estragos en la salud física y mental se dan por las distintas condiciones laborales y externas que se tienen hoy». Precisamente, «el estrés, la ansiedad y el ‘burnout’, se dan también por la compleja situación socioeconómica que atraviesa el país».
Las oportunidades educativas y laborales, como detalla el informe del Observatorio, se ven marcadas por los recursos económicos. Entre los jóvenes del decil más alto, el 51% se dedica a estudiar, mientras que el 68% trabaja; y una buena parte hace ambas cosas. En cambio, aquellos dentro de los sectores más bajos, el porcentaje de quienes siguen educándose disminuye a 21%: el 19% solo estudia, el 12% solo se encuentra trabajando, y el 2% hace las dos.
Los especialistas reiteraron en que la clave es, en primer lugar, encontrar aquello que le apasiona a uno. A partir de ahí, comenzar un continuo proceso de formación, con una buena pata tecnológica; hay varios cursos, brindados por el Gobierno o por ONGs, que son gratuitos y van virando lentamente a las nuevas tecnologías. Destacaron positivamente esta necesidad de priorizar la salud mental de uno, pero siempre encontrando un equilibrio entre placer, empleo, educación y ese éxito que todos buscan.
(*): Psicóloga del trabajo – Directora de Trabaja Mejor @trabaja.mejor.
Lic. Analía Tarasiewicz (M.N. 57898)
CEO, Psicóloga & Coach Laboral, Creadora del Método Tarasiewicz en Trabaja Mejor® Consultora en marketing y negocios | Directora en Targo Digital Marketing Agency® | Speaker Internacional @Trabaja.mejor
Psicóloga egresada de la Universidad de Buenos Aires especializada en problemas del trabajo. Posgrado en Marketing estratégico y negocios. Amplios conocimientos en nuevas tecnologías. Creadora del Método Tarasiewicz para trabajar y vivir mejor. Consultora & coach laboral. Speaker internacional. Más de 15 años de experiencia en desarrollo de personas y empresas en LATAM y EEUU .
Acerca de Trabaja Mejor
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