El 70% de los argentinos quiere renunciar a su trabajo por tener un jefe tóxico
Sin embargo, la inestabilidad económica y la incertidumbre que hay en el mercado laboral los empuja a la llamada «renuncia silenciosa».
Rocío (así la llamaremos para preservar su identidad) se levanta todas las mañanas a las 6:30 am, se prepara el café con dos tostadas, elige un saco, camisa y pantalón, y se dirige al estudio jurídico en el que trabaja hace más de 1 año. La abogacía es su pasión, lo descubrió desde que ingresó al CBC. Especializada en el derecho laboral, y habiéndose recibido con honores de la UBA, elige su profesión día y noche; pero hay algo que, camino a la oficina, le aplasta el pecho de la ansiedad: saber que verá a su jefe.
«Está muy lejos de ser un líder», comentó a MDZ, y luego sumó: «Si se levanta con el pie izquierdo, cae malhumorado y la ligamos todos, nos insulta, menosprecia. Te marca los errores pero nunca te felicita si resolviste algo. Se aprovecha de su situación de poder. Me he llegado a replantear la carrera entera». Este es su segundo empleo. Conseguirlo la llenó de felicidad en su momento por haber sido un salto en su profesión, pero ahora dedica sus fines de semana a enviar su CV a otros lugares.
Lo único que le impide irse, eso por lo que posterga su salud mental, es la inestabilidad económica del país. Su sueldo es bueno y le ayuda a llegar cómodamente a fin de mes, algo que otras oportunidades laborales no le ofrecen. A dos de sus compañeros, sin embargo, eso no los detuvo y debido a los malos tratos decidieron presentar la renuncia meses atrás.
«Si es negativo puede desequilibrarnos las emociones. Que el trabajo se convierta en un espacio amenazante para la psiquis de alguien puede, además, despertar otras patologías que ya tenía el empleado de base, y que las empiece a proyectar ahí en ese lugar», aseveró.
Es decir, cuando surgen estos detractores de la psiquis, como les llama la profesional, el panorama se complica: si una persona tiene tendencias a ser ansiosa, eso se potenciará. Por supuesto que esto no es sólo un problema para el empleado, sino para el empleador y la empresa en sí, ya que este miembro pierde la motivación y el rendimiento.
¿Qué es la renuncia silenciosa?
Analizando el panorama, Tarasiewicz notó que las organizaciones hoy no tienen el rumbo claro en un montón de aspectos: incluyen nuevas generaciones, pero no saben liderarlas; aparecen nuevas tecnologías y no saben cómo aplicarlas. «Ya de por sí el contexto estresa a los dueños, gerentes, líderes, y así mismo hace que la gente se sienta muy presionada, se sienta que no está conectada. Se enoja, se frustra y se desmotiva», comentó.
Es ahí cuando aparece esta necesidad o este deseo de acudir a la renuncia. Entonces, surge el famoso concepto de «renuncia silenciosa» o «quiet quitting» en inglés, el cual comenzó a utilizarse a partir de la pandemia, cuando la salud mental de las personas se puso en jaque y se abrió paso un nuevo estilo de trabajo, que prioriza la flexibilidad (el home office, por ejemplo). Básicamente, la persona deja de creer que el trabajo es su vida y antepone sus deseos.
Cuando alguien sufre de «burnout» o «síndrome del quemado», ese agotamiento emocional que conduce a la disminución del desempeño, aparece esta renuncia silenciosa. La misma refiere a una actitud que adopta un empleado cuando, sin haber dejado su trabajo, pierde la motivación, el compromiso, y se limita a realizar aquellas tareas que son estrictamente necesarias. El famoso «trabajaré conforme a mi sueldo». Y ese eslogan de «ponerse la camiseta de la empresa» pierde peso.
Facundo (a quien llamaremos así para no usar su nombre real), trabaja en Marketing hace varios años. Se recibió de comunicador social, título que le enorgullece llevar consigo, y ejerce una profesión que le apasiona, o le apasionaba, hasta que ingresó a su nuevo trabajo. Y es que cada jornada laboral es un desgaste emocional muy grande, debido al trato de su jefa.
«Los primeros meses con mi jefa fueron normales, cordiales, pero poco a poco el maltrato comenzó a aparecer. Ahora ya es moneda corriente. Genera que no quiera preguntarle nada, que me dé ansiedad cuando tengo calls con ella, o cuando nos vemos en la oficina. No renuncio porque el trabajo me gusta, estoy contento, y me sirve, pero es insufrible el trato y me lo replanteo cada tanto», así lo relató.
Las características de un jefe tóxico
«Hay distintas formas de toxicidad y mucha gente que no sabe ser líder -comenzó explicando Tarasiewicz-. Un liderazgo tóxico se puede ver en aquel que no da feedback, que no te escucha, que se pone más inseguro y toma un rol de estar siempre controlando, el famoso ‘sopla nuca’ que está atrás de uno queriendo controlar todo».
Mariana (no es su nombre real tampoco), se recibió como periodista y ya ha pasado por varios medios de comunicación. A cada rol ha sabido disfrutarlo y aprender de él, pero hubo un diario por el cual pasó hace años atrás donde no todo fue color de rosas.
«Con mi jefe anterior yo sabía que había mucha diferencia con respecto a mis compañeros, él hacía mucha diferencia, se notaba. No me sentía parte del grupo. Si bien, lógico, tenía otro puesto y era superior (ella como redactora y él como editor en jefe), sentía que no era un líder», señaló la muchacha de 27 años.
De la mano con esto, contó: «Sentía que no me escuchaba cuando yo le planteaba algo que me preocupaba, y quizás eran temas para mejorar el medio. Pensé durante mucho tiempo en renunciar, pero no lo hacía por los beneficios que me daba la empresa. Al final no me renovaron el contrato y, la verdad, me hicieron un favor. En mi trabajo actual noto que mi jefe es uno más de nosotros; no deja de ser un jefe, pero también se preocupa, nos habla, pregunta e interviene».
La clave para salir del ambiente laboral tóxico
Las soluciones no se escapan de uno en estos casos. La experta aconsejó, en primer lugar, resignificar ese lugar de trabajo: tomarlo como un puesto temporal que ayuda a uno a llegar a fin de mes y seguir ganando experiencia. Entre tanto, se pueden hacer otras actividades que lo conecten a uno con lo que le gusta y planificar su estrategia laboral.
No obstante, hay casos en que la situación se torna insostenible: «Si entiendo que esta cultura no me hace bien, o este líder me está lastimando y si ya fui a Recursos Humanos y no me ayudaron, hay que planificar y ver qué otros pasos podés dar en paralelo, porque sino vas a enfermar».
«Mi consejo es, por un lado, parar la pelota y observarse primero. Tengo que definir yo qué me gusta, hacia dónde quiero ir en este momento de mi vida, que no es igual que lo que pensé a los 20 a los 30 años. Ahora, con todo esto que estoy viviendo, dónde quiero estar, hacia dónde quiero ir y qué sé hacer, en qué me diferencio. Se tiene que trabajar en el perfil y en el deseo de uno. Ver qué priorizar y buscar aquello que realmente le suma», cerró Tarasiewicz.
(*): Psicóloga del trabajo – Directora de Trabaja Mejor @trabaja.mejor.
Lic. Analía Tarasiewicz (M.N. 57898)
CEO, Psicóloga & Coach Laboral, Creadora del Método Tarasiewicz en Trabaja Mejor® Consultora en marketing y negocios | Directora en Targo Digital Marketing Agency® | Speaker Internacional @Trabaja.mejor
Psicóloga egresada de la Universidad de Buenos Aires especializada en problemas del trabajo. Posgrado en Marketing estratégico y negocios. Amplios conocimientos en nuevas tecnologías. Creadora del Método Tarasiewicz para trabajar y vivir mejor. Consultora & coach laboral. Speaker internacional. Más de 15 años de experiencia en desarrollo de personas y empresas en LATAM y EEUU .
Acerca de Trabaja Mejor
Consultora especializada en brindar una nueva lente de acceso consciente a la realidad a través del desarrollo laboral de personas y crecimiento organizacional. Reconocida como revolucionarios alquimistas del significado del trabajo. Transforman el modo de ver el mundo laboral. Crearon un método único que realiza un fuerte hackeo y genera un impacto profundo en sus consultantes, sus trabajos y las organizaciones. Ofrece servicios de psicología y coaching laboral, consultoría, capacitación, desarrollo mentoring y coaching ejecutivo